Fecundación in vitro. Trío de palabras que se hicieron más que familiares para Sara y Sergio. Y es que el deseo de Sara siempre ha sido tener un hijo. “Ser mamá debe ser lo más maravilloso del mundo” – decía. Esta ilusión era compartida con Sergio, su marido, a quien le encantan los niños e invierte gran parte de su tiempo libre con sus sobrinos.
Es por ello que llegado el momento, una vez consiguieron unos trabajos estables y un verdadero hogar donde formar una familia, decidieron ser padres. Tras más de dos años sin usar anticonceptivos, comenzaron a sentir dudas. Se supone que el bebé debería de haber llegado ya. Jamás se habían planteado este tipo de dificultades. Ninguno de los dos quería comentarle sus miedos al otro pero… ¿qué estaba fallando?
Decidieron hacerse unas pruebas donde descubrieron el problema: infertilidad. El miedo, la negación y la incertidumbre se apoderaron de ellos. Pero… ¡esto no iba a quedar así! Pondrían toda la carne en el asador para cumplir su deseo.
Acudieron a una clínica de infertilidad donde les recomendaron probar en primer lugar con una inseminación artificial. Opción que probaron hasta en 3 ocasiones con nulos resultados. Es en ese momento cuando les propusieron la fecundación in vitro. Pero, ¿qué era eso?, ¿qué riesgos tenía?, ¿sería la manera de conseguir por fin formar su propia familia? A lo largo de las siguientes líneas resolvemos todas las dudas de los posibles “Sara y Sergio”.
¿Qué es la fecundación in vitro?
La fecundación in vitro es una manera de reproducción asistida a través de técnicas especiales. Se trata de un procedimiento de alta complejidad por lo que suele llevarse a cabo tras la obtención de resultados negativos en otras técnicas de fecundación. Existen lugares como la clínica de reproducción asistida IVI en Madrid considerados de referencia a nivel nacional.
¿En qué consiste la fecundación in vitro?
Consiste en la unión de un óvulo y un espermatozoide con el objetivo principal de obtener embriones de calidad que puedan ser transferidos al útero para hacer posible un embarazo. Se llama “in vitro” ya que se realiza en un contexto de laboratorio, es decir, fuera del útero. Aquí puedes leer más sobre la fertilidad.
Cuándo se realiza la fecundación in vitro
La fecundación in vitro se realiza en las parejas que sufren infertilidad. Esta técnica es recomendable en los siguientes casos:
- Edad avanzada de la mujer y óvulos de baja calidad.
- Endometriosis avanzada.
- Trastornos de la ovulación.
- Fibromas uterinos (tumores benignos).
- Trompas de Falopio dañadas u obstruidas.
- Mujeres que han realizado varias inseminaciones sin éxito.
- Esterilidad masculina (mala calidad en el esperma).
- Parejas en las que es necesario realizar un estudio genético preimplantacional.
¿Cómo se realiza la fecundación in vitro?
“Tras intentarlo de diferentes maneras acudimos a una clínica privada. Después de unos análisis mi médico nos comentó que la única manera de tener hijos era con tratamiento. No iba a ser fácil pero tampoco sería imposible y a eso es a lo que nos aferrábamos” – comenta Sara.
Evaluación médica completa
Llega el primer paso: la primera consulta. Se realiza la evaluación, el análisis y el estudio ginecológico completo junto con el análisis del esperma de tu pareja en caso de que sea ese el que se vaya a utilizar. Se realiza un diagnóstico personalizado donde se te recomienda el mejor tratamiento en tu caso.
Estimulación ovárica o superovulación
Una vez realizada la evaluación médica completa, se te administrarán fármacos con el objetivo de aumentar el crecimiento multifolicular y la posterior producción de óvulos (recuerda que solo producimos un óvulo por mes). Este proceso dura entre 15 y 25 días. Por supuesto se irán realizando ultrasonidos vaginales y análisis de sangre para verificar los niveles hormonales y examinar los ovarios.
Punción ovárica o retirada del óvulo
A través de una aspiración folicular se retiran los óvulos. ¡Qué no cunda el pánico con el nombre! Se trata de una cirugía menor bajo sedación que dura menos de 20 minutos.
Es un procedimiento simple e indoloro de extracción de óvulos a través de una aguja que se introduce por la vagina y que se repite en cada ovario.
Fertilización
Se lleva a cabo la inseminación colocando los espermatozoides del hombre (puede ser de tu pareja o de un donante de esperma) junto con tus óvulos. Tras ello se almacenan en una cámara controlada donde se espera a que se produzca la fecundación.
Si se observa que la probabilidad de fecundación es baja se puede realizar una inyección intracitoplasmática de espermatozoides, es decir, ayudar en el proceso inyectando directamente el espermatozoide dentro del óvulo.
Cultivo embrionario
En este paso… ¡el óvulo ya está fecundado! Comienza a producirse su división y se convierte en un embrión en un proceso que dura 5-6 días. Es importante que sea vigilado para garantizar su correcta división y crecimiento.
En aquellas parejas con altas posibilidades de transmitir un trastorno genético a su hijo cabe la posibilidad de llevar a cabo un diagnóstico genético preimplantatorio (PGD) donde se examina minuciosamente el material para descartar posibles trastornos genéticos.
Transferencia embrionaria y posible congelación de embriones
A través de un catéter se introducirán el/los embriones en tu útero (se puede producir un embarazo múltiple si se colocan más de uno lo cual puede dar lugar a gemelos, trillizos…). Es un procedimiento ambulatorio, rápido e indoloro. Se producirá el embarazo si uno de los embriones se implanta en el revestimiento del útero y comienza a crecer.
¿Qué hacer con los embriones que no se han utilizado? Congelarlos (criopreservarlos) para su posterior implantación en otra fecha sin necesidad de una nueva estimulación o donarlos para otras mujeres que los puedan necesitar.
Confirmación de embarazo
A los 12-14 días tras la transferencia de embriones, podrás realizarte un test de embarazo.
Riesgos derivados de la fecundación in vitro
Cuando una mujer o una pareja recurren al método de la fecundación in vitro muy probablemente hayan experimentado resultados negativos en otras técnicas menos invasivas como la inseminación artificial o el coito programado. Porque sí, la fecundación in vitro es una técnica en la que a pesar de obtenerse generalmente buenos resultados se trata de un método invasivo.
Existen riegos procedentes de la retirada del óvulo (sangrado, infección, síndrome de hiperestimulación ovárica,…) y riesgo de embarazos múltiples (con los riesgos añadidos que esto supone como la posibilidad de tener un niño prematuro).
Por otro lado la fecundación in vitro exige gran carga de energía tanto física como emocional y un sobrecoste de dinero y tiempo: “Fue una etapa muy dura. Me sentía inútil, sola y culpable por no poder darle un hijo a Sergio” – recuerda Sara. “Es verdad que el tiempo iba pasando y con él las oportunidades de que se produjera el embarazo, cada vez estábamos más cansados y desilusionados pero nunca nos planteamos tirar la toalla. ¡Sabíamos que lo conseguiríamos a pesar de todo!” – relata Sergio. Aquí puedes leer más sobre la importancia de cuidar la salud emocional en el embarazo y sobre el miedo en la gestación.
Factores que intervienen en las posibilidades de tener un bebé
Es importante tener en cuenta que existen diversos factores que influyen en la tasa de nacimientos vivos como son la edad de la madre, el historial médico y reproductivo y el hecho de transferir de un solo embrión.
La fecundación in vitro ofrece tasas de embarazo superiores a otros tratamientos de reproducción asistida. No obstante es importante que tengas en cuenta que una buena nutrición y alimentación, el ejercicio físico y el alivio del estrés son claves para este tratamiento. En los siguientes enlaces puedes leer más sobre las ventajas y beneficios del ejercicio físico en el primer trimestre, ejercicio físico en el segundo trimestre y ejercicio físico en el tercer trimestre.
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