Supongo que has escuchado muchas veces hablar sobre lo importante que es la respiración durante el parto.

Hasta lo habrás visto en mil películas….  ahí la sufrida madre resoplando como si quisiera apagar todas las velas de la tarta de un octogenario.

Nada que ver.

Te contaré una pequeña historia para que lo entiendas.

Al final, también te diré cuál es la respiración correcta.

Durante mi embarazo busqué todo tipo de información y, por supuesto, me apunté a las clases de preparación al parto.

Cerquita de la fecha en la que salía de cuentas, para que no se me olvidara nada.

Recuerdo que me enseñaron cómo sería la lactancia, los cuidados de los puntos, el proceso del parto y algunos ejercicios para aguantar las contracciones.

Unas semanas más tarde, llegó el parto y sucedió como tenía que suceder, con la asistencia de la matrona, la ayuda de mi pareja y mis empujones.

En un pis-pás tenía a mi niña en mis brazos.

Así lo recuerdo yo, sin duda fueron unas cuantas horas más, pero, de verdad, desde que empezó el expulsivo hasta que acabó, no pasó demasiado tiempo.

¿Y por qué?

Pues por que yo tenía un arma secreta, mi respiración y el entrenamiento que llevaba hecho.

Cuando veía a las famosas que se quedaban embarazadas por Instagram, estaban estupendas siempre, como si la tripa no fuera con ellas.

Algunas también mostraban qué ejercicios hacían.

Días después de dar a luz, volvían a salir como si no hubiera pasado nada.

No es normal lo divinas que salen, pero olé por ellas.

En cambio, a mí me dijeron que en el primer trimestre era mejor que no hiciera ejercicio.

Quién o dónde lo leí, ni idea.

Pero dejé de hacer ejercicio. (O más bien, continué sin hacerlo).

Así que llegando al segundo trimestre ya tenía algo más de peso y ya empezaba a sentir molestias de espalda.

Pero, salvando las distancias, yo quería un embarazo y un parto como los de instagram.

Empecé mi entrenamiento con María y no había color.

Estaba fuerte, no me dolía la espalda, podía aguantar mi tripa sin problemas, tuve a raya el aumento de peso, me fue fácil aguantar las contracciones y el expulsivo fue tan rápido como te conté antes.

Ni hablar de episiotomía, ni ginecólogos,… como la seda.

A ver, no fue de color de rosas, las contracciones dolían y en el expulsivo llegué a plantearme si eso que estaba ocurriendo era posible o si eran mis últimos intantes.

Pero saber qué hacer me ayudó a mantenerme firme y llevarlo todo hasta el final con rapidez y seguridad en mí misma.

Solo tuve que hacer lo que sabía hacer.

Respirar y empujar.

Empujar y respirar.

Mira, prueba esto:

Coge aire, no demasiado, y llévalo a las costillas más bajas, sin sacar tripa.

Ahora suelta el aire con los labios fruncidos, como si fueras a silbar, pero sin hacerlo, solo que salga el aire.

Expulsa todo el aire y fíjate en tu periné. Justo entre la vagina y el ano.

¿Notas cómo se contrae?

Pues con ese ejercicio ya vas a entrenar tu suelo pélvico.

Por supuesto, en nuestro curso tenemos un video que lo explica mucho mejor y, además, usamos el Winner Flow que te regalaremos, pero ve intentándolo desde ya.

Si le añades un buen entrenamiento, tendrás un parto rápido, seguro y, en poco tiempo, estarás plácidamente con tu bebé en brazos.