El 21 de Noviembre se celebra el Día Internacional de la Espina bífida. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de la espina bífida (o “columna dividida en dos”)? Se trata de una de las afecciones congénitas más comunes del sistema nervioso que al mismo tiempo resulta relativamente sencilla de prevenir.
Como siempre decimos la información es y será tu principal arma. Por eso a lo largo de las siguientes líneas tratamos de que sepas todo lo relacionado con esta malformación. Nuestro objetivo principal es poner nuestro granito de arena y sumarnos a la concienciación del mayor número posible de población sobre esta causa.


¿Qué es la espina bífida?
Cuando hablamos de espina bífida nos referimos ni más ni menos que a un defecto congénito en el tubo neural. O lo que es lo mismo, una afección que afecta directamente a la columna vertebral y la médula espinal cuando no se forman de manera correcta. Suele ser evidente desde el momento del nacimiento o en algunas casos tras el parto. Pero vayamos poco a poco para que no te quede ni un ápice de dudas.
¿Qué es el “tubo neural”? La estructura del embrión aún en desarrollo hasta que se convierte en el cerebro del bebé. Se forma durante los primeros días/semanas de gestación y hasta los 28 días no se cierra.
Y… ¿Qué abarca la columna vertebral, también conocida como espina dorsal? Explicado de manera general y sin entrar en pormenores podríamos decir que se compone de 33 huesos (vértebras) extendidos desde el cráneo hasta la pelvis. Entre sus funciones destaca la de proteger la médula espinal y los nervios. De ahí la vital importancia de que esté formada y cerrada por completo.
Volviendo a lo que nos concierne, este tipo de “defecto” puede generarse en cualquier lugar de la columna cuando el tubo neural no se cierra totalmente.
Suele aparecer durante el desarrollo del feto en el primer trimestre de embarazo. ¿Qué alteraciones puede originar? Quien la padece puede sufrir discapacidades tanto intelectuales como físicas. La gravedad de las mismas dependerá tanto de la localización (cuánto más alta sea la lesión, más secuelas provocará) y tamaño/extensión de la abertura como de la manera en la que los nervios y la médula se encuentren dañados. Entre las complicaciones podemos encontrar:
- Dificultades en la movilidad (debilidad muscular y parálisis en algunas ocasiones);
- Problemas ortopédicos;
- Alteraciones en el intestino y la vejiga;
- Hidrocefalia (aumento de líquido cefalorraquídeo en el cerebro) y anomalías cerebrales;
- Alteraciones en el aprendizajes y problemática de índole social;
- Alergia al látex.
Tipos de espina bífida
Entre los tipos de espina bífida podemos destacar 3 tipos más comunes. Te explicamos cómo identificar cada uno junto con las diferencias más notorias entre ellos yendo desde el tipo menos grave al caso más complicado.
Espina bífida cerrada u oculta
Se trata del tipo de espina bífida que cursa con mayor levedad ya que incluso en repetidas ocasiones pasa inadvertida hasta ya avanzada la niñez o incluso entrada la edad adulta. En estos casos a veces se puede vislumbrar un pequeño hueco en la columna o una pequeña separación entre las vértebras (por eso se dice que está como “escondida”). No hay afectación neurológica por lo que en general no suele ocasionar daños a quien la padece.
Espina bífida abierta
Existen dos tipos diferentes de espina bífida “abierta”.
Meningocele
A pesar de que refiere mayores complicaciones que la anteriormente comentada, en el caso de la meningocele pese a lo aparatoso que puede resultar a nivel visual (es característico visualizar un bulto en la parte baja de la espalda) no se revierten mayores complicaciones.
Mielomeningocele
Sin lugar a dudas la mielomeningocele es el tipo más grave. Al igual que en el caso anterior se puede observar un bulto en la parte baja de la espalda con la gran diferencia que en este caso parte de la médula espinal y de los nervios se encuentran dañados y expuestos dentro de este saco. Al encontrarse el canal medular abierto provoca la exposición al bebé a infecciones de gran gravedad.


¿Cómo se diagnostica la espina bífida?
He ahí el quid de la cuestión. La espina bífida oculta, como ya hemos hablado más arriba, a veces ni siquiera se diagnostica o se le pone nombre con el paso de los años ya que puede pasar inadvertida sin causar ningún tipo de daño. Y menos mal.
No obstante los otros tipos por lo general suelen detectarse a lo largo del desarrollo del feto en el embarazo a través de diferentes pruebas de detección. Por eso lo más importante es que mantengas la calma y lleves un control rutinario por profesionales especializados durante todo el embarazo.
A través de la alfafetoproteína
¿Alfa qué? Puede que sea la primera vez que leas esta “palabreja”. Descifrémosla. La alfa-feto-proteína (AFP) es, perdóname la redundancia, una proteína que produce el feto durante su desarrollo. A través de uno de los tantos análisis de sangre que seguro te están haciendo en los controles rutinarios de embarazo se miden los niveles de esta proteína que pasan de tu bebé hacia ti. Si se detectan niveles altos podría ser indicativo de que tu bebé sufre este tipo de afección.
Ecografía
Seguro que en otros artículos has leído más sobre las ecografías del embarazo, así que mucho más no te vamos a poder contar porque a estas alturas estarás hecha toda una experta en la materia. Ya sabes que las ecografías son pruebas de imagen y por supuesto ayudan a diagnosticar si tu bebé sufre espina bífida.
Amniocentesis
El líquido amniótico no engaña. Ante la más mínima duda y para quedarte lo más tranquila posible tu ginecólogo/a valorará la opción de tomar una pequeña muestra de tu líquido amniótico para ver los niveles de AFP y determinar si los valores están o no por encima de la media.


¿Cuál es la mejor forma de prevenir la espina bífida?
Lamentablemente aún no se conocen con certeza todas las casuísticas que rodean la espina bífida. No obstante, se habla de una serie de factores de riesgo como una combinación entre genética (embarazo a una edad avanzada, obesidad, diabetes mal controlada, medicamentos,…), pobre o mala alimentación y factores relacionados con el ambiente (por ejemplo exposición a rayos X o a sustancias químicas,…).
Algunas recomendaciones que podemos darte desde SingularMom para que las probabilidades de que tu bebé sufra espina bífida sean reducidas son las siguientes:
Tu mejor aliado: el ácido fólico
Muy probablemente hayas oído hablar de él, sobre todo si eres de las que habían planeado quedarse embarazada. Aquí puedes leer más sobre la fertilidad y técnicas de reproducción como la fecundación in vitro.
Lo más recomendables es que aumentes el consumo de ácido fólico incluso antes de ver las dos rayitas en el test de embarazo. ¿Es algo infalible? No, pero sí se trata de una gran ayuda para reducir las probabilidades de que se produzca este defecto ya que el folato (vitamina B-9) es de vital importancia para el correcto desarrollo del feto.
Durante el embarazo el requerimiento nutricional de esta vitamina aumenta de 400 mcg/día a 600 mcg/día. ¿Cómo lo aumentamos? A través de suplementos y alimentos como verduras de hojas verde, cítricos y frutos secos, legumbres, granos integrales… Alimentos como las víscesar a pesar de contener ácido fólico no son recomendables debido a su alto contenido en toxinas y bases púricas. Te recomendamos que leas nuestro artículo sobre nutrición en el embarazo para que puedas ampliar toda esta información.
Control exhaustivo
Sobre todo si sufres diabetes, obesidad o un embarazo de riesgo. ¿Quieres saber más sobre diabetes gestacional? El control exhaustivo permitirá un diagnóstico temprano de esta complicación lo que puede dar lugar a un tratamiento temprano como llevar a cabo una cirugía para intentar resolver el problema.
¿Y el tratamiento?
Y llegados a este punto,… ¿Cuáles son los tratamientos si el bebé sufre espina bífida? Será diferente dependiendo de cada caso en concreto y de la gravedad y dificultades que revierta cada uno de ellos. Como ya hemos dicho esta afección puede ser desde leve hasta grave ocasionando en algunas personas daños prácticamente imperceptibles mientras que en otros puede generar importantes limitaciones.
Como comentábamos en anteriores líneas, la cirugía fetal sería el principal tratamiento que se podría realizar antes de la semana 26 de embarazo siempre que los profesionales sanitarios lo consideren oportuno y adecuado teniendo en cuenta una serie de requisitos.
En el caso de bebés nacidos con meningocele también se podría realizar una cirugía en el posparto cuyo objetivo sería colocar las meninges en el lugar correcto con el objetivo de que los nervios no queden expuestos.


Desde SingularMom te recomendamos que prepares, cuides y fortalezcas tu cuerpo para evitar siempre que sea posible cualquier tipo de complicación. Es normal que te asalten dudas a lo largo de estos nueve meses. Nada que no se pueda resolver con una buena dosis de información de mano de profesionales especializados.
Para nosotros es importante que vivas y disfrutes tu embarazo de manera plena. Por eso queremos ayudarte a través de nuestras clases de preparación al parto online. ¿Nos dejas acompañarte?